miércoles, 22 de diciembre de 2010

El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros...




En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.

Ella estaba en el principio con Dios.

Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.

En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres,

y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.

La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.

En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció.

Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.

Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre;

la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios.

Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros,

y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único,

lleno de gracia y de verdad.

Juan, 1-5, 9-14


No hay comentarios: